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ONU – El desarrollo humano se está quedando rezagado en el 90% de los países

El desarrollo humano se está quedando
rezagado en el 90% de los países

  • El último análisis de las Naciones Unidas advierte que las múltiples crisis que vive el planeta están frenando los progresos en el desarrollo humano, que retrocede en la inmensa mayoría de los países. A continuación, le presentamos cinco cosas que hay que tener en cuenta sobre el informe.

    El Informe sobre Desarrollo Humano, titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables: Forjar nuestro futuro en un mundo en transformación”, dibuja un panorama de una sociedad global que va de crisis en crisis y que corre el riesgo de dirigirse hacia un mayor estado de penurias e injusticias.

    1.- Primer descenso consecutivo en tres décadas

    Por primera vez en los 32 años que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lleva calculándolo, el Índice de Desarrollo Humano, que mide la salud, la educación y el nivel de vida de una nación, disminuyó a nivel mundial durante dos años consecutivos.

    El desarrollo humano retrocedió a niveles de 2016 tirando para atrás gran parte de los avances obtenidos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que conforman la Agenda 2030, el programa de la ONU para lograr un futuro más justo para las personas y el planeta.

    El estudio apunta a la inseguridad y a la polarización de opiniones, como los grandes obstáculos para avanzar en la consecución de la solidaridad que permita afrontar los grandes retos mundiales.

    2.- COVID-19 abre “una ventana a una nueva realidad”

    El informe describe la pandemia, que ha entrado en su tercer año, como la aparición de una “ventana a una nueva realidad”, más que desvío de las formas convencionales de actuar.

    Además, considera que el despliegue de vacunas efectivas contra la enfermedad representó “un logro monumental” que salvó las vidas de unos 20 millones de personas, y que también sirvió como muestra del enorme potencial que nace al juntar la innovación con la voluntad política.

    En cambio, resaltó que el reparto de las vacunas puso al descubierto las enormes desigualdades de la economía mundial, que su acceso fue ínfimo en muchos países de bajos ingresos, y que las más perjudicadas por la pandemia fueron las mujeres y las niñas, al tener que asumir más responsabilidades domésticas y de cuidado y enfrentarse a un aumento de la violencia.

    3.- Estamos viviendo un nuevo “conjunto de incertidumbres”

    Las oleadas de nuevas variantes del COVID-19 y las advertencias sobre futuras pandemias contribuyeron a agravar una atmósfera de incertidumbre generalizada que iba creciendo en respuesta al vertiginoso ritmo de los cambios tecnológicos, sus efectos en los puestos de trabajo y los temores cada vez más profundos relacionados con la crisis climática.

    Los autores del estudio advierten que el trastorno global causado por la pandemia no es nada comparado con lo que experimentaría el mundo si se produjera un colapso de la biodiversidad y las sociedades se encontraran con el reto de cultivar alimentos a gran escala, sin insectos polinizadores.

    Las tres capas que plantea el actual “conjunto de incertidumbres” son: los peligrosos cambios planetarios, la transición a nuevas formas de organización de las sociedades industriales y la agudización de la polarización política y social.

    4.- La incertidumbre brinda nuevas oportunidades

    Aunque el cambio es inevitable, no lo es la forma en que reaccionamos ante él. Pese a que hay un gran temor respecto al uso creciente de la Inteligencia Artificial, la tecnología también puede aportar muchas ventajas cuando ayuda a simular los impactos del cambio climático, a mejorar el aprendizaje personalizado y al desarrollo de medicamentos.

    Uno de los resultados del mundo post-COVID es la creación de una nueva categoría de vacunas, las que usan tecnología de ARN mensajero, y que auguran grandes avances en el tratamiento de otras enfermedades.

    5.- Podemos fijar un nuevo rumbo

    Los últimos tres años nos pueden servir para demostrar de lo que somos capaces, cuando vamos más allá de las formas convencionales de actuar, y nos permiten transformar nuestras instituciones para adaptarlas mejor al mundo actual.

    Fuente: ONU 07 de septiembre de 2022