
En 2025, una crisis histórica de financiación amenaza con deshacer décadas de progreso. Los servicios de prevención del VIH se han visto gravemente afectados. Los servicios comunitarios, vitales para llegar a las poblaciones marginadas, están siendo relegados, mientras que el aumento de leyes punitivas que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, la identidad de género y el uso de drogas está amplificando la crisis, haciendo que los servicios de VIH sean inaccesibles.
La respuesta mundial al sida se ha visto sacudida en los últimos meses, pero aún queda mucho por hacer para alcanzar el compromiso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de acabar con el sida para 2030. El sida no ha desaparecido y, dada la situación actual, se necesita un nuevo enfoque transformador para mitigar los riesgos y ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos.
Los países deben realizar cambios radicales en la programación y financiación del VIH. La respuesta mundial al VIH no puede depender únicamente de los recursos nacionales. La comunidad internacional debe unirse para salvar la brecha financiera, apoyar a los países para cerrar las brechas restantes en los servicios de prevención y tratamiento del VIH, eliminar las barreras legales y sociales, y empoderar a las comunidades para que lideren el camino.