
La supervivencia de nuestro planeta depende de nuestro precioso vínculo con el suelo. Más del 95% de nuestros alimentos y 15 de los 18 elementos básicos químicos esenciales para las plantas proceden del mismo.
Sin embargo, debido al cambio climático y la actividad humana, el 33% de nuestros suelos están degradados. La erosión y una inadecuada gestión del mismo altera el equilibrio natural de la tierra, desaprovechando recursos hídricos y reduciendo el nivel de vitaminas y nutrientes de los alimentos que producimos.
Las prácticas sostenibles de gestión del suelo mejoran su salud, reducen la erosión y la contaminación y mejoran la infiltración y el almacenamiento del agua. Estas prácticas también preservan la biodiversidad, mejoran la fertilidad y contribuyen a la retención de carbono, desempeñando un papel crucial en la lucha contra el cambio climático.
Pero cuando pensamos en el suelo, casi siempre lo asociamos con el campo y la naturaleza. Rara vez nos detenemos a pensar que el suelo de las ciudades también es fundamental.
Por eso, este Día Mundial del Suelo 2025 pone el foco en los paisajes urbanos con el tema “Suelos sanos para ciudades saludables”. Bajo el asfalto, los edificios y las calles, existe un suelo que, si es permeable y está cubierto de vegetación, ayuda a absorber el agua de lluvia, regular la temperatura, almacenar carbono y mejorar la calidad del aire. Pero cuando se sella con cemento, pierde estas funciones, haciendo que las ciudades sean más vulnerables a inundaciones, calor extremo y contaminación.