
Un nuevo estudio revela que la hemorragia —un sangrado intenso y grave— y los trastornos hipertensivos, como la preeclampsia, son las principales causas de mortalidad materna. Estas afecciones causaron entre 80 000 y 50 000 muertes, respectivamente, en 2020, el último año del que se dispone de estimaciones publicadas, lo que demuestra que muchas mujeres siguen sin tener acceso a servicios de salud vitales durante y después del embarazo y el parto.
Este estudio, es la primera actualización mundial de la OMS sobre las causas de mortalidad materna desde la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en 2015. Además de describir las principales causas obstétricas directas, el informe destaca que otras afecciones, entre ellas enfermedades infecciosas y crónicas como la infección por el VIH/sida, el paludismo, la anemia y la diabetes, ocasionan casi una cuarta parte (el 23 %) de la mortalidad relacionada con el embarazo y el parto. Muchas de estas afecciones no se detectan ni se tratan hasta que derivan en complicaciones graves, lo que incrementa el riesgo y complica los embarazos de millones de mujeres en todo el mundo.
Este nuevo estudio de la OMS muestra que la hemorragia, que ocurre principalmente durante o después del parto, causa casi un tercio (el 27 %) de la mortalidad materna, mientras que la preeclampsia y otros trastornos hipertensivos representan un 16 %. La preeclampsia, un trastorno grave que cursa con hipertensión arterial, puede provocar hemorragias, accidentes cerebrovasculares, insuficiencias orgánicas y convulsiones si no se trata o se trata demasiado tarde.
Las conclusiones del estudio ponen de manifiesto la necesidad de reforzar aspectos clave de la atención materna, como la asistencia prenatal para detectar riesgos en las primeras etapas del embarazo y prevenir complicaciones graves; la atención obstétrica de urgencia para tratar emergencias vitales relacionadas con el parto, como hemorragias o embolias; y la asistencia tras el parto. La mayor parte de las muertes maternas ocurren durante el parto o poco después, por lo que este es un momento crucial para salvar muchas vidas. Sin embargo, en cerca de un tercio de los casos no se hacen las revisiones básicas en los primeros días tras el parto, sobre todo en los países de ingresos más bajos. A nivel poblacional, la ampliación de las intervenciones preventivas podría ayudar a reducir la prevalencia de afecciones subyacentes, como algunas enfermedades no transmisibles y la malnutrición, que aumentan el riesgo para las mujeres.
El estudio Global and regional causes of maternal deaths 2009-2020: a WHO systematic analysis (en inglés) es una actualización de un análisis realizado en 2014 que abarcó el periodo comprendido entre 2003 y 2009, en el que la hemorragia ya figuraba como la principal causa de mortalidad materna (el 27 %).