La economía mundial está dando un giro a medida que la inflación disminuye y el crecimiento del comercio se fortalece

 

Con un sólido crecimiento del comercio, mejoras en los ingresos reales y una política monetaria más acomodaticia en muchas economías, las Perspectivas proyectan que el crecimiento mundial se mantendrá en el 3,2% en 2024 y 2025, después del 3,1% en 2023.

 

 

 

Se proyecta que la inflación volverá a los objetivos de los bancos centrales en la mayoría de las economías del G20 para fines de 2025. Se proyecta que la inflación general en las economías del G20 se desacelerará al 5,4% en 2024 y al 3,3% en 2025, por debajo del 6,1% en 2023, y que la inflación básica en las economías avanzadas del G20 se desacelerará al 2,7% en 2024 y al 2,1% en 2025.

 

Se prevé que el crecimiento del PIB en los Estados Unidos se desacelerará con respecto a su rápido ritmo reciente, pero se verá amortiguado por la flexibilización de la política monetaria, con un crecimiento proyectado del 2,6% en 2024 y del 1,6% en 2025. En la zona del euro, se proyecta un crecimiento del 0,7% en 2024, antes de repuntar al 1,3% en 2025, con una actividad respaldada por la recuperación de los ingresos reales y las mejoras en la disponibilidad de crédito. Se espera que el crecimiento de China se desacelere al 4,9% en 2024 y al 4,5% en 2025, con un estímulo de las políticas compensado por la moderada demanda de los consumidores y la profunda corrección en curso en el sector inmobiliario.

 

En las Perspectivas se destacan diversos riesgos. El impacto de una política monetaria restrictiva sobre la demanda podría ser mayor de lo previsto, y las desviaciones de la trayectoria prevista de desinflación gradual podrían provocar perturbaciones en los mercados financieros.  Por el lado positivo, el crecimiento de los salarios reales podría dar un impulso más fuerte a la confianza y el gasto de los consumidores, y una mayor debilidad de los precios mundiales del petróleo aceleraría la desinflación.

 

A medida que la inflación se modere y las presiones en el mercado laboral se alivien aún más, los recortes de las tasas de política monetaria deberían continuar, si bien el momento y el alcance de las reducciones deberán depender de los datos y evaluarse cuidadosamente para garantizar que las presiones inflacionarias se mantengan contenidas de manera duradera.

 

En un contexto de niveles elevados de deuda pública, es fundamental reconstruir el margen fiscal para poder reaccionar ante futuros shocks y futuras presiones de gasto, como las derivadas del envejecimiento de la población y las inversiones necesarias en la transformación digital y la transición climática. La política fiscal debe centrarse en contener el crecimiento del gasto y optimizar los ingresos, mientras que unas trayectorias de ajuste creíbles a mediano plazo ayudarían a estabilizar la carga de la deuda.

 

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