Según un nuevo informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), invertir hoy USD 0,24 adicionales por paciente y año en intervenciones de salud digital, como la telemedicina, la mensajería móvil y los robots conversacionales (chatbots) podría ayudar a salvar la vida de más de dos millones de personas en riesgo de contraer enfermedades no transmisibles (ENT) en la próxima década. Además, esta inversión podría evitar casi siete millones de episodios graves e ingresos hospitalarios, lo que aliviaría significativamente la presión sobre los sistemas de salud en todo el mundo.
Las ENT, como las cardiovasculopatías, el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, causan cada año más del 74% de las defunciones en el mundo, pero muchas de ellas se pueden prevenir. A pesar de los avances significativos logrados en la lucha contra estas enfermedades, aún queda mucho por hacer para integrar las tecnologías de salud digital en los sistemas de salud convencionales. Como indica el informe, debemos aprovechar urgentemente estas tecnologías para expandir la aplicación de intervenciones eficaces y reducir la creciente demanda que soportan los sistemas de salud en todo el mundo.
Hay cuatro factores de riesgo principales de estas enfermedades que guardan relación con nuestro entorno habitual: el consumo de tabaco, la mala alimentación, el consumo dañino de bebidas alcohólicas y la inactividad física. Estos factores provocan cambios en nuestro cuerpo, como un incremento de la presión arterial, la obesidad, el aumento de la concentración de glucosa en la sangre y una subida del colesterol, que acrecientan el riesgo de sufrir una ENT. Los recursos digitales, como la telemedicina, pueden ayudar a las personas a superar los obstáculos que les impiden disfrutar de atención médica. Los profesionales de la salud tienen la posibilidad de contar con recursos y datos actualizados que les pueden ayudar a tomar decisiones sobre la atención a sus pacientes con los conocimientos necesarios.
Aunque más del 60% de los países han elaborado una estrategia de salud digital, en muchos casos no se han integrado las nuevas tecnologías en las infraestructuras de salud existentes. En el informe se pide a los países que inviertan en infraestructuras digitales públicas y que promuevan las normas y la interoperabilidad necesarios para superar los principales obstáculos que impiden aprovechar plenamente las posibilidades de la salud digital.