El Estado Mundial de la Infancia 2024: El futuro de la infancia en un mundo en transformación predice que tres grandes fenómenos mundiales –o megatendencias– tendrán importantes efectos sobre la vida de los niños y las niñas de aquí a 2050 y en los años posteriores. Estas megatendencias –cambios demográficos, crisis climáticas y medioambientales y las tecnologías de vanguardia– son importantes indicadores de los retos y las oportunidades que se le podrían presentar a la infancia en el futuro.
La crisis climática se manifiesta ya de forma extrema. Por ejemplo, se considera que 2023 fue el año más caluroso desde que hay registros y, de acuerdo con el informe, se espera que las crisis climáticas y medioambientales se generalicen aún más en la década 2050-2059. Como resultado, se prevé que la cifra de niños y niñas expuestos a olas de calor extremas sea ocho veces mayor, que el número de niños y niñas expuestos a inundaciones extremas provocadas por la crecida de los ríos se multiplique por tres, y que casi el doble de niños y niñas se vea expuesto a incendios forestales extremos en comparación con la década de 2000.
El informe reconoce por otro lado que las tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial (IA), presentan tanto oportunidades como riesgos para los niños y las niñas, que de hecho ya interactúan con esta tecnología integrada en aplicaciones, juguetes, asistentes virtuales, juegos y software educativo. Aun así, la brecha digital sigue siendo notable. En 2024, más del 95% de las personas que viven en países de ingresos altos tienen conexión a Internet, frente a apenas un 26% en los países de ingresos bajos.
El informe también ofrece algunas noticias alentadoras. Por ejemplo, se espera que aumente la esperanza de vida al nacer y que continúen también los avances logrados en los últimos 100 años en el acceso de la infancia a la educación. De hecho, las previsiones apuntan a que, en la década de 2050, casi el 96% de los niños y las niñas de todo el mundo completará, al menos, la educación primaria, frente a un 80% en la de 2000. El informe también concluye que, con una mayor inversión en educación y salud pública y una protección más estricta del medio ambiente, la situación podría mejorar significativamente para la infancia en algunos aspectos: se estrecharía, por ejemplo, la brecha de género en los logros educativos y se reduciría la exposición a los riesgos medioambientales.
En el Estado Mundial de la Infancia 2024 también se pone de relieve la importancia de priorizar los derechos de la infancia –tal y como se definen en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño– en todas las estrategias, políticas y acciones. El documento hace un llamamiento para que se aborden los retos y las oportunidades planteadas por las tres megatendencias mencionadas, a través de las siguientes medidas:
Invertir en educación, servicios y ciudades sostenibles y resilientes para la infancia.
Aumentar la resiliencia climática de las infraestructuras, la tecnología, los servicios esenciales y los sistemas de apoyo social.
Ofrecer conectividad y diseños tecnológicos seguros para todos los niños y niñas.
Este año, el Día Mundial de la Infancia –la jornada anual de acción de UNICEF por y para los niños y las niñas– se celebra bajo el lema “Escucha al futuro”. Dentro de la campaña, UNICEF ha pedido a los niños y las niñas que escriban una carta explicando cómo les gustaría que fuera el mundo en 2050. Las respuestas han llegado de todas partes del mundo –incluidas la ciudad de Gaza, Haití y Tanzanía– y en ellas se expresa el deseo de los niños y las niñas de vivir seguros, estar sanos, recibir educación y estar protegidos frente a las guerras y los riesgos climáticos.